Friday, March 11, 2011

Un post largo, pero enganchador.

Es raro, pero me dieron ganas de postear.

Suena muy mamón, pero es cierto. No me gusta mucho postear porque... es escribir y yo, pues soy escritor.
Entonces, en mis ratos libres prefiero alejarme de los teclados (y acercarme a las teclas).

Hoy vengo regresando de estar por segunda vez en el hospital en los últimos 6 meses. Es doloroso, pero te vas haciendo a la idea.
Est vez lo que me mandó al hospital fue una serie de eventos que hicieron estallar mi vesícula.

1.- Escribir una película con la presión de los productores.
2.- Freelancear 4 cuentas.
3.- Escribir para un programa de fama internacional.
4.- Ella.

Así es, hace más de un año que empezó esta agonía, y sigo sin querer dejarla ir; porque es mejor que te duela el pecho mil veces a no sentir nada. Yo lo sé.

En resumidas cuentas, ella y yo nos conocimos, vivimos todo miel sobre hojuelas y de pronto: PUM! la dejo por verla con su ex.
Ella lo agradeció y después de un tiempo se fue con su ex, que ya no era su 'ex' precisamente.

Me desaparecí, y fue difícil.
La intenté olvidar, y fue difícil (tanto que ni lo logré)
Me envolví de trabajo más no poder para olvidar todas esas penas que ese gran rechazo, sumado a otros dos muy fuertes, llegaron súbitamente.

Tratando de demostrarme a mi mismo que yo soy alguien chingón, después de un mes de no salir de mi casa, salí en búsqueda de algo que me hiciera sentir bien y que me hiciera recuperar mi autoestima.
Así es, internet; me convertí en un mujeriego. Y me arrepiento de ello. Me arrepiento puesto que viví sin conciencia ni remordimiento, lastimé a mucha gente que no lo merecía y sólo porque yo quería convencerme a mi mismo de que no era el perdedor que, yo creía, que los demás pensaban.

Laboralmente fue similar. Mandé al carajo a los corbatudos y regresé a escribir guiones. Diálogos. Personajes. Y no me compraron mi programa, no fue así. Pero me pusieron a escribir en uno de los más exitosos a nivel internacional de habla hispana.

El trabajo cegó toda mi desfortuna, hasta que un día, sin avisar... ella regresó.

Volvimos a empezar. Todo bien, pero algo raspaba en nuestra relación. Yo creía que lo podíamos arreglar, pero ella no se molestó en intentarlo.
Simplemente decidió que ella la cagó la última vez y que ya nada sería igual.

Desapareció.

Se fue.

No contestó el teléfono, el timbre de su casa y casualmente nunca estaba en su oficina.

Desapareció.

Todo este estrés y angustia, todo este viaje intenso de emociones fuertes hicieron que mi pobre vesícula reventara en bilis y saliendo de la operación, esperando mails del trabajo, veo un mail de ella.

Disculpándose, pero despidiéndose.

Me duele, sí. Pues todavía la quiero.

La veré el lunes, le daré sus cosas y... me dispongo a seguir mi vida; espero que ella quiera seguirla conmigo.

1 comment:

Fernanda Paredes said...

No mames, leí tu post oyendo Aute y me siento asquerosamente melancolica. ¿Qué te puedo decir? Al menos estas muy seguro de que ser un mujeriego cumple unicamente tus necesidades carnales.