Friday, March 18, 2011

Poema 20

Como anillo al dedo en este momento...

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Escribir, por ejemplo: " La noche está estrellada,
y tiritan, azules, los astros, a lo lejos".

El viento de la noche gira en el cielo y canta.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Yo la quise, y a veces ella también me quiso.

En las noches como ésta la tuve entre mis brazos.
La besé tantas veces bajo el cielo infinito.

Ella me quiso, a veces yo también la quería.
Cómo no haber amado sus grandes ojos fijos.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche.
Pensar que no la tengo. Sentir que la he perdido.

Oír la noche inmensa, más inmensa sin ella.
Y el verso cae al alma como pasto el rocío.

Qué importa que mi amor no pudiera guardarla.
La noche está estrellada y ella no está conmigo.

Eso es todo. A lo lejos alguien canta. A lo lejos.
Mi alma no se contenta con haberla perdido.

Como para acercarla mi mirada la busca.
Mi corazón la busca, y ella no está conmigo.

La misma noche que hace blanquear los mismos árboles.
Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise.
Mi voz buscaba el viento para tocar su oído.

De otro. Será de otro. Como antes de mis besos.
Su voz, su cuerpo claro. Sus ojos infinitos.

Ya no la quiero, es cierto, pero tal vez la quiero.
Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido.

Porque en noches como ésta la tuve entre mis brazos,
mi alma no se contenta con haberla perdido.

Aunque éste sea el último dolor que ella me causa,
y éstos sean los últimos versos que yo le escribo.

Friday, March 11, 2011

Un post largo, pero enganchador.

Es raro, pero me dieron ganas de postear.

Suena muy mamón, pero es cierto. No me gusta mucho postear porque... es escribir y yo, pues soy escritor.
Entonces, en mis ratos libres prefiero alejarme de los teclados (y acercarme a las teclas).

Hoy vengo regresando de estar por segunda vez en el hospital en los últimos 6 meses. Es doloroso, pero te vas haciendo a la idea.
Est vez lo que me mandó al hospital fue una serie de eventos que hicieron estallar mi vesícula.

1.- Escribir una película con la presión de los productores.
2.- Freelancear 4 cuentas.
3.- Escribir para un programa de fama internacional.
4.- Ella.

Así es, hace más de un año que empezó esta agonía, y sigo sin querer dejarla ir; porque es mejor que te duela el pecho mil veces a no sentir nada. Yo lo sé.

En resumidas cuentas, ella y yo nos conocimos, vivimos todo miel sobre hojuelas y de pronto: PUM! la dejo por verla con su ex.
Ella lo agradeció y después de un tiempo se fue con su ex, que ya no era su 'ex' precisamente.

Me desaparecí, y fue difícil.
La intenté olvidar, y fue difícil (tanto que ni lo logré)
Me envolví de trabajo más no poder para olvidar todas esas penas que ese gran rechazo, sumado a otros dos muy fuertes, llegaron súbitamente.

Tratando de demostrarme a mi mismo que yo soy alguien chingón, después de un mes de no salir de mi casa, salí en búsqueda de algo que me hiciera sentir bien y que me hiciera recuperar mi autoestima.
Así es, internet; me convertí en un mujeriego. Y me arrepiento de ello. Me arrepiento puesto que viví sin conciencia ni remordimiento, lastimé a mucha gente que no lo merecía y sólo porque yo quería convencerme a mi mismo de que no era el perdedor que, yo creía, que los demás pensaban.

Laboralmente fue similar. Mandé al carajo a los corbatudos y regresé a escribir guiones. Diálogos. Personajes. Y no me compraron mi programa, no fue así. Pero me pusieron a escribir en uno de los más exitosos a nivel internacional de habla hispana.

El trabajo cegó toda mi desfortuna, hasta que un día, sin avisar... ella regresó.

Volvimos a empezar. Todo bien, pero algo raspaba en nuestra relación. Yo creía que lo podíamos arreglar, pero ella no se molestó en intentarlo.
Simplemente decidió que ella la cagó la última vez y que ya nada sería igual.

Desapareció.

Se fue.

No contestó el teléfono, el timbre de su casa y casualmente nunca estaba en su oficina.

Desapareció.

Todo este estrés y angustia, todo este viaje intenso de emociones fuertes hicieron que mi pobre vesícula reventara en bilis y saliendo de la operación, esperando mails del trabajo, veo un mail de ella.

Disculpándose, pero despidiéndose.

Me duele, sí. Pues todavía la quiero.

La veré el lunes, le daré sus cosas y... me dispongo a seguir mi vida; espero que ella quiera seguirla conmigo.