Wednesday, January 06, 2010

Sof III

Sí que fue difícil mandarla a la chingada.

Lo hice.

Ahora no dejo de esperar que suene el teléfono y sea ella.

Lo que más me caga no es que me confesó que desde la primera vez que salimos pensó que se iba a casar conmigo; sino que yo, cuando la conocí, pensé lo mismo.

¡Ya! ¿no? ¡Que me hable!

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