Salí de mi cama después de un buen rato. Sin bañarme ni rasurarme fui a jugar squash, donde saqué toda la energía reprimida. Raquetazo tras raquetazo era una descarga. Nunca había pegado tan fuerte.
Al regresar a casa y, antes de bañarme, el nintendo no fue mi mejor aliado, pues fui derrotado en hockey.
Lo que me he dado cuenta es que tengo que tener la mente distraída, en otro lugar para que no piense en ella.
Ya empiezo a aceptar la idea de que nunca regresará y, si así fuera, no sé si yo deba llamarle después. Tal vez lo mejor es pensar que estos 31 días, serán días de detox.
El problema entra en días como ayer que, en la fiesta, amigos me la recuerdan con anécdotas como 'fue el día que él estaba con ella, se acuerdan?' Y cosas aún peores, ver a su primo, pues me acuerdo peor de ella... Mal ahí que sea mi amigo. Pffft.
Me da miedo que por momentos tengo la idea que ella ya no volverá y otros que pienso que sí lo hará. Las dos cosas me dan miedo por igual. Simplemente me da miedo pensar en ella. Sigo convencido que es con ella con quien me casaré.
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