La primera impresión, con lo que sea, es importante.
Mi primera vez en la ciudad fue nefasto. Frío, hambre y lluvio. Caminando por toda la ciudad con los tennis empapados.
No obstante le di su segunda oportunidad.
Me cagó. Me peleé con mi novia y me quedé sin dinero, los florentinos: unos pesados.
Tercera oportunidad: me cagó.
Calor endemoniado, desvelado y un puto vago me pintó dedo.
Chingada ciudad, por mi se puede ir al carajo.
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