El pantalón blanco que la recordó.

El calor dominical hizo que aquellos pantalones blancos volvieran a ser usados. La última vez que vieron la luz fue cuando corrí enfrente de unos toros.
El vino ha corrido durante toda la tarde (y ayudado a que escriba lo que escribo) y mientras unos hablan de la familia de Asturias, otros tantos de Peña Rubia y unos simplemente comen su tortilla yo no dejo de pensar en ella.

¿Qué es ella? ¿Quién es ella?
Hasta ahora que escribo el "qué" y no el "quién". El primer cuestionamiento, claramente, se refiere a mi España que tanto extraño. El segundo, sabemos a qué se debe.

No hay día que no piense en ella. Sus grandes ojos fijos.
La mañana que me despertó mi teléfono porque ella me hablaba desde sus vacaciones en Grecia, fue una de las mañanas con el mejor despertar. El día de hoy que me habló para decirme que no sabía porqué quería hablar conmigo.
¿Cómo no la voy a querer así? ¿Cómo?
Si hasta mi libreta la tiene en cada página.

Me muero por besarla.