La mayoría de las veces que salgo de la cantina voy tambaleándome de borracho por la calle hasta que llego a casa. Esa noche fue diferente.
Al entrar al lugar, esperando ser embrutecido por el alcohol, sentí algo diferente en el ambiente.
Ahí lo vi. Una sombra inmensa, inmensa como la soledad que lo invadía. Sentado, recargando su cabeza sobre el brazo izquierdo, más que un brazo, un tronco como el de los enormes árboles que crecían en los extensos bosques donde, después, me dijo, creció.
Me quedé inmóvil por segundos, viéndolo. Sus palmas eran blancas y su nariz ancha, se confundía con la oscuridad de la luz tenue del bar. Volví y me fui a sentar a la barra. Dándole la espalda a la fúnebre sombra.
Pasó el tiempo al igual que los tragos, y nunca dejé de sentirme intimidado por este personaje. No dejé de sentir su mirada en mi nuca. Con la fuerza ficticia que me dio la última cerveza decidí sentarme en su mesa. Saber que quería.
Me paré de la barra, me limpié la boca con la manga, y me di la vuelta. Respiré profundo. Di algunos pasos hasta pararme enfrente de el.
Me invitó a sentarme.
-¿Haz jugado alguna vez? - me preguntó mientras sostenía una baraja en la mano derecha.
- Nunca - le conteste.
Nunca en mi vida me había atrevido a apostar mi dinero, siempre creí que no tenía un peso realmente como para perderlo, nunca había pensado en ganar.
Poco a poco, el juego de cartas me dio cierta satisfacción. Con el simple sonido de las cartas siendo barajeadas una sobre otra y otra, sentía una extraña estabilidad emocional. Jugaba todos lo días, a todas horas.
La suerte estuvo de mi lado, llegó, incluso, hasta llamar la atención de los espectadores. La gente me quería de su lado, pero poco tiempo duró.
Las cartas dejaron de sonreírme, pero nunca se fue la posibilidad de tener una mano afortunada que me hiciera recuperar todo lo que ya había perdido. Hacía todo lo posible por conseguir dinero para jugar.
El día en que conocí a la sombra gané. Mi peor suerte fue haber ganado la primera vez que jugué. Ya no era yo, ahora me había convertido en ese ser de la penumbra, en la sombra, esperando a alguien a quien invitar a mi mesa.
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3 comments:
me gustó... mucho...
me recuerda a...mí!..
...ayer perdí 22 mil en fichas.
hoy recuperé 6 mil..
diablos eso es un vicio y nooooooooooo¡¡¡¡¡¡ tengo muchos vicios para soportar otros màs jeje¡¡¡¡¡
niño en serio odias a los Beatles??? wowow somos 2 en Mèxico jejee, ya casi me aventaban a la horca jaja
besitos maquiavelicos
tu no odias a los Beatles... payasito.
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